martes, 6 de enero de 2015

R.I.P.



LLEVABA cinco años en la isla cuando apareció el niño. Era de noche y tuve miedo, porque el mar, esa misma mañana, había regurgitado su cuerpo. Pero al contemplarlo, trémulo y lloroso, supe lo que tenía que hacer. Me acerqué y le conté un cuento: «Los músicos de Bremen». Sonrió. Desde entonces no he parado de contarle historias de los hermanos Grimm, pero también de Dickens, Poe o Guy de Maupassant. No obstante, cada tanto, él prefiere que nos acompañemos en silencio. Esas noches quisiera llevarlo al sitio donde lo sepulté… Lamentablemente, el recuerdo de la soledad me lo impide.
Safe Creative #1501062920514

El presente texto obtuvo una mención en el II Certamen de Microrrelatos "Realidad Ilusoria", organizado por Miguel Ángel Page.
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4 comentarios:

montesinadas dijo...

Empiezas el año fuerte buen texto gabriel me encantan estos relatos con toques intimistas y tétricos abrazos nos leemos

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, Manuel.

Saludos cordiales

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Simplemente escalofriante. Enhorabuena por la merecida mención.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, Miquel Ángel.

Saludos cordiales

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