martes, 20 de agosto de 2013

Vitrinas



ENCIENDE un cigarrillo y observa como Laura descansa libre de ese gesto adusto que la acompañaba desde que la conoció. Fueron largos meses de no desistir en el cortejo, de hacerle notar que aún era una mujer completa, y que bajo ninguna circunstancia tenemos el derecho de cerrarle las puertas al corazón. Tan persuasivas habían sido sus palabras que llegó a sentir que, incluso él, finalmente hallaría en el amor la fuerza para derrotarse a sí mismo. Pero al vislumbrar recostada sobre la mesita de luz la pierna ortopédica, apaga con premura el cigarrillo y se viste. Luego observa a Laura por última vez y, mientras se abomina en silencio, recoge la pierna que llenará otra vitrina de su sala.
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9 comentarios:

Anita Dinamita dijo...

No sé, hay algo que se me pierde, no termino de entender la historia.

Miguelángel Flores dijo...

Un relato que también podría titularse El Coleccionista. Qué personaje. Muy bueno.
Un abrazo.

Francisco Espada dijo...

No es fácil vencer el alto listón de las prótesis, pero obviar el amor por un trofeo es el colmo del coleccionismo.
Un abrazo.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Ay, Anita, yo te explicaría la historia, pero ya sabes lo que dicen: a los micros mejor no explicarlos. No obstante, en los comentarios quizás halles alguna pista…

Gracias, Miguelángel. Y sí, ese podría ser el título, el problema es que de alguna manera ese título adelantaría el desenlace; por eso he optado por uno relacionado pero menos explícito como “Vitrinas”.

Sí, Francisco. El personaje tiene una lucha consigo mismo donde la pulsión coleccionista vence una vez más…


¡Gracias a todos por comentar! Saludos funambulescos

Anita Dinamita dijo...

Ya están todas las pistas :D
Cierto que no se deben explicar, pero ha merecido la pena entenderlo.
Un abrazo

Yolanda dijo...

He tenido que releerlo para entenderlo pero ha merecido la pena. El amor no consiguió salvarlo de sí mismo, ni a ella.

Un abrazo y mi aplauso.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Abrazos, Anita :)

Sí, Yolanda, es uno de esos micros que requieren una segunda lectura; pero si piensas que el esfuerzo ha merecido la pena, lo doy por bueno ;) Gracias.


Saludos cordiales

Belkys Pulido dijo...

Quizás encuentro en él un poco de nosotros mismos. Vamos llenando nuestras vitrinas de pedazos ajenos. Confiados nos entregan hoy la mano; mañana, el corazón y uno sale furtivamente del pecho del otro, dejándolo vacío.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Hola, Belkis. Qué bella y triste reflexión…

Saludos cordiales

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